El abuso de drogas o sustancias de abuso en la actualidad se ha vuelto un problema de clase mundial. Las drogas son sustancias químicas que pueden cambiar el funcionamiento de su cuerpo y mente. Incluyen medicamentos recetados, medicamentos de venta libre, alcohol, tabaco y drogas ilegales.
El consumo o uso indebido de drogas incluye:
Uso de sustancias ilegales, como:
● Esteroides anabólicos
● Drogas de club
● Cocaína
● Heroína
● Inhalantes
● Marihuana
● Metanfetaminas
Uso indebido de medicinas recetadas, incluyendo opioides. Esto significa tomar medicamentos de una manera diferente a la prescrita por el profesional de la salud. Incluye:
● Tomar un medicamento recetado para otra persona
● Tomar una dosis mayor que la recomendada
● Usar el medicamento de una forma diferente de la que debe hacerlo. Por ejemplo, en lugar de tragar sus tabletas, puede aplastarlas y luego inhalarlas o inyectarlas
● Usar el medicamento para otro propósito, como drogarse
● Uso indebido de medicamentos de venta libre, incluyendo usarlos para otro propósito y usarlos de una forma diferente a la que se supone
El consumo de drogas es peligroso. Puede dañar su cerebro y cuerpo, a veces en forma permanente. Puede herir a las personas que le rodean, incluyendo amigos, familia, niños y bebés no nacidos. El consumo de drogas también puede conducir a la adicción.
La adicción a las drogas es una enfermedad cerebral crónica. Hace que una persona tome drogas repetidamente, a pesar del daño que provoca. El uso repetido de drogas puede cambiar el cerebro y provocar adicción.
Es un hecho demostrado que las drogas no mejoran la relación sexual entre las personas, más bien la empeoran. Los efectos del consumo de drogas en las relaciones sexuales van a depender del tipo de droga consumida y esto efectos pueden durar años después de la abstinencia.
El tabaco
La nicotina es una sustancia que a bajas dosis tiene un efecto estimulante, por lo que aumenta la capacidad de atención, y a altas es inhibidor, por lo que disminuye la tensión nerviosa. No obstante, son bien conocidos sus efectos adversos sobre el sistema circulatorio, esencial para una buena función sexual, porque dificulta la irrigación sanguínea y facilita la aparición de hipertensión, angina de pecho, infartos y otros trastornos vasculares, entre ellos la disfunción eréctil en el hombre, así como problemas de lubricación en la mujer. De hecho, la mujer que toma anticonceptivos hormonales, si es fumadora, incrementa el riesgo de padecer problemas circulatorios.
A veces en la consulta sexológica algunas personas se quejan del mal aliento (halitosis) o del olor a tabaco de su pareja, lo que puede afectar de forma severa al deseo sexual e incluso provocar un rechazo al encuentro.
El Alcohol
El alcohol tiene inmerecida fama de ser un poderoso excitante sexual. Las investigaciones llevadas a cabo han constatado que, tanto en el hombre como en la mujer, sus efectos son negativos. En la mujer, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica. En el hombre, a partir de 0.5 gramos de alcohol por litro de sangre, produce efectos de supresión de la erección.
Asimismo, el alcohol debilita la eficacia masturbatoria y disminuye el goce y la intensidad del orgasmo en ambos sexos. Estos efectos son apreciables con la sola ingesta de dos copas.
La marihuana o cannabis
El cannabis, que contiene unos 400 compuestos químicos, tiene efecto depresor y sus posibles efectos de relajación física, mental y de bienestar es probable que se deban a su acción desinhibidora que, como con el alcohol, permite obviar prejuicios sociales y tabúes personales. Quizá por esto algunas personas hablan de la utilidad de la marihuana para enfrentarse a la ansiedad asociada a situaciones relacionadas con la conducta sexual.
Se han constatado casos de mujeres con disminución de la lubricación vaginal, lo que en ocasiones hace el coito más doloroso. Su consumo continuo suele conducir al desinterés por el sexo, lo que se explicaría por los recientes hallazgos de laboratorio. En estos experimentos la marihuana provoca en los animales machos la reducción de testosterona en plasma, así como de la producción de espermatozoides, y en las hembras inhibe la ovulación.
La heroína y los opiáceos
Los efectos de los opiáceos parecen ser importantes en la sexualidad. En el hombre provocan alteración en el interés sexual, fracaso eréctil y retraso en la eyaculación. En la mujer es frecuente la alteración en el interés. Tanto la heroína como la morfina parecen generar múltiples trastornos sexuales y se utiliza por los adictos como sustitutivo a veces de la propia actividad sexual.
La cocaína
Si bien es cierto que se cita con frecuencia a la cocaína como un fuerte estimulante sexual, también se sabe que provoca en ocasiones trastornos como la disfunción eréctil y priapismo, así como una importante pérdida en el interés sexual. Algunos consumidores creen que frotar el clítoris con cocaína aumenta la sensibilidad y excitación sexual. Esto es falso porque la cocaína ha demostrado ser un potente anestésico local.
La cocaína, como estimulante del sistema nervioso central, puede favorecer una transmisión más eficiente de los mensajes nerviosos. Sus efectos eufóricos pueden cambiar la percepción de uno mismo y de las propias experiencias o interacciones sexuales. Pero, por otra parte, tras los momentos de euforia aparecen los de depresión y su uso prolongado puede producir un deterioro del sistema nervioso central que conduce a una mengua importante de la función sexual.
Las drogas de diseño
Aunque son muchas, las drogas de diseño más populares son los análogos de las anfetaminas METH o speed y MDMA o éxtasis. Ambos son estimulantes y su uso crónico puede causar trastornos mentales muy graves con síntomas de esquizofrenia. Provocan euforia y desinhibición, y desde el punto de vista sexual, pese a generar un aumento del deseo, repercuten de forma negativa. En la mujer dificultan la excitación y producen problemas para alcanzar el orgasmo; en el hombre actúan de manera similar y provocan dificultad para mantener la erección y producen retraso en la eyaculación.
El consumo de sustancias ilícitas durante el embarazo puede ser causa de parto prematuro y tamaño reducido del bebé (para la edad gestacional), así como de otros efectos específicos de la sustancia.
El tratamiento para la drogadicción tiene como finalidad ayudar al adicto a dejar la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga. El tratamiento puede darse en una variedad de entornos, de muchas formas distintas y por diferentes periodos de tiempo. Puesto que la drogadicción suele ser un trastorno crónico caracterizado por recaídas ocasionales, por lo general no basta con un solo ciclo de tratamiento a corto plazo. Para muchas personas, el tratamiento es un proceso a largo plazo que implica varias intervenciones y supervisión constante.
Existen varios enfoques con base científica para tratar la drogadicción. El tratamiento para la drogadicción puede incluir terapia de la conducta (como terapia individual o de grupo, terapia cognitiva o manejo de contingencias), medicamentos o una combinación de ellos. El tipo específico de tratamiento o la combinación de tratamientos varía según las necesidades individuales del paciente y, con frecuencia, según el tipo o los tipos de drogas que use. La gravedad de la adicción y los intentos anteriores para dejar de consumir drogas también pueden influir en el enfoque del tratamiento. Finalmente, los adictos suelen sufrir de otros problemas de salud (incluyendo otros trastornos mentales), ocupacionales, legales, familiares y sociales, los cuales deben tratarse de forma concurrente.
Los mejores programas de tratamiento ofrecen una combinación de terapias y otros servicios para satisfacer las necesidades individuales de cada paciente. Las necesidades específicas pueden relacionarse con aspectos como la edad, raza, cultura, orientación sexual, sexo, embarazo, consumo de otras drogas, problemas de salud concurrentes (p. ej., depresión, VIH), crianza de hijos, vivienda y trabajo, además de antecedentes de abuso físico y sexual.