Desde el punto de vista clínico y de los manuales diagnósticos, la aversión y fobia sexual corresponde a un trastorno de ansiedad. Puede considerarse un trastorno relativamente grave dentro de los trastornos del deseo sexual, siendo más frecuente en mujeres que en hombres y suele representar entre el 3 y el 4% de los motivos de consulta en relación con las disfunciones sexuales. Este trastorno funciona como una fobia al sexo, es decir, un miedo intenso e irracional a la actividad sexual.
¿Cómo afecta la aversión al sexo a la sexualidad?
Las personas con este problema también experimentan una sensación de miedo o repugnancia con el solo hecho de verse en riesgo de tener un encuentro sexual sin la proximidad de un contacto genital y, en otros casos, aversión a situaciones específicas; por ejemplo, aproximarse a las secreciones genitales, besos, abrazos, caricias, etc., con ansiedad y, en casos extremos, ataques de pánico. Y pueden afectar de las siguientes maneras:
• Disminución del deseo sexual: La aversión al sexo puede disminuir o incluso anular el deseo sexual de una persona. El miedo o disgusto asociado al sexo puede llevar a evitar cualquier actividad sexual y, en consecuencia, experimentar una disminución en el interés sexual.
• Dificultades para la excitación: La aversión al sexo puede hacer que sea difícil para una persona excitarse sexualmente. El rechazo emocional y psicológico hacia el sexo puede interferir con la capacidad de experimentar excitación y disfrute durante los encuentros sexuales.
• Dolor o malestar durante el sexo: La aversión al sexo puede causar tensión y ansiedad durante el acto sexual, lo que puede resultar en dolor o malestar físico. El cuerpo puede responder negativamente a la actividad sexual debido a la aversión emocional asociada.
• Problemas de pareja: La aversión al sexo puede generar tensiones en la relación de pareja. La falta de intimidad física y emocional puede afectar la comunicación, la conexión y la satisfacción mutua, lo que puede llevar a conflictos y distanciamiento.
• Impacto en la autoestima y el bienestar emocional: La aversión al sexo puede tener un impacto negativo en la autoestima y el bienestar emocional de una persona. Puede generar sentimientos de vergüenza, culpa y frustración, así como afectar la imagen corporal y la confianza en sí mismo.
Causas
Algunos autores proponen que la causa de la aversión o fobia sexual se debe a conductas condicionadas con experiencias traumáticas, dolorosas (asociadas con síndromes dolorosos), abuso sexual, o por procesos de aprendizaje restrictivo o negativo con respecto a la sexualidad.
En las aversiones de tipo primario suele existir una base relacionada con una educación sexual deficiente o excesivamente rígida y restrictiva, la cual considera al sexo como un acto nocivo, dañino o pernicioso. En cuanto a las aversiones secundarias, estas tienden a estar relacionadas con experiencias traumáticas en relación al sexo.
Tipos de aversión al sexo
Existen diferentes tipos de trastorno por aversión al sexo. Si bien todas tienen en común el sentimiento de rechazo y repugnancia hacia el sexo y las conductas de evitación activa frente a cualquier tipo de contacto sexual, estas difieren en cuanto al momento de aparición y al rango o nivel de afectación.
1. Aversión sexual primaria
Este primer tipo de aversión al sexo hace referencia a aquellos casos en el que la persona ha sentido un rechazo al sexo durante toda su vida. La mayoría de estos casos están muy asociados a víctimas de abusos sexuales durante la infancia.
2. Aversión sexual secundaria
En estos casos la persona ha llegado a vivir su sexualidad sin ningún tipo de dificultad. Sin embargo, a raíz de alguna vivencia o situación está desarrolla, gradual o repentinamente, dicho trastorno de aversión. Habitualmente este rechazo al sexo aparece en respuesta a una situación de abuso sexual o violación.
3. Aversión generalizada
En este caso la clasificación no se basa en cuándo aparece el trastorno, sino más bien al grado de afectación que este presenta. En la aversión generalizada, la persona experimenta conductas de repugnancia y aversión al sexo independientemente de la pareja o personas con quien las lleve a cabo.
4. Aversión situacional
Por el contrario, en la aversión situacional la persona manifiesta el rechazo al sexo con ciertas personas específicas o con su pareja. Este trastorno suele ocasionar numerosos conflictos y dificultades dentro de la relación de pareja de la persona afectada.
¿Qué síntomas manifiesta?
Tal y como se indica en puntos anteriores, la sintomatología principal que aparece en el trastorno por aversión al sexo está relacionada con las sensaciones de repulsión y ansiedad. Estos síntomas aparecen debido a una hiperactivación del sistema nervioso central, el cual da lugar a una serie de cambios y alteraciones físicas como las siguientes:
• Aumento de la frecuencia cardíaca.
• Aumento de la sudoración.
• Tensión muscular.
• Crisis de angustia.
• Desvanecimientos.
• Vértigos o sensación de mareo.
• Sensación de asfixia o de falta de aire.
• Náuseas y/o vómitos.
En cuanto a los síntomas de tipo conductual, la persona puede llevar a cabo diferentes conductas que tienen como objetivo evitar todo tipo de situaciones o personas con las que exista un riesgo de iniciar algún tipo de contacto sexual.
Estas conductas abarcan desde el abandono de la higiene corporal o la implicación excesiva en cualquier otro tipo de actividades que le permitan tener una excusa para no mantener relaciones sexuales.
¿Existe un tratamiento?
Debido a que se trata de una afección psicológica, las intervenciones cognitivo-conductuales, que incluyen técnicas de desensibilización sistemática, han resultado ser de gran eficacia para el tratamiento del trastorno por aversión al sexo. No obstante, existen otros tratamientos de corte psicodinámico que, aunque requieren de más tiempo, también pueden resultar efectivos.
Gracias a estos tratamientos, las personas que sufren de trastorno por aversión al sexo pueden ver cómo sus síntomas disminuyen e incluso remiten por completo, ofreciéndoles la posibilidad de llevar una vida sexual normal.