Los antiandrógenos son una clase de medicamentos que se usan para reducir los efectos de las hormonas sexuales masculinas (andrógenos), principalmente la testosterona, en el cuerpo. Se utilizan en diversos contextos médicos, incluido el tratamiento de afecciones como el cáncer de próstata, el hirsutismo (crecimiento excesivo de cabello) y la disforia de género como parte de la terapia hormonal para personas transgénero.
Los efectos de los antiandrógenos sobre la sexualidad pueden variar según el contexto en el que se usan y la condición médica específica y la identidad de género del individuo. Aquí hay algunos efectos potenciales sobre la sexualidad:
- Reducción de la libido (deseo sexual): un efecto común de los antiandrógenos es la reducción de la libido o del deseo sexual. Es más probable que esto ocurra cuando se usan antiandrógenos como parte del tratamiento del cáncer de próstata o de la terapia hormonal de afirmación del género.
- Disfunción eréctil (impotencia): los antiandrógenos pueden provocar dificultades para lograr o mantener una erección en algunas personas, particularmente cuando se usan en el contexto del tratamiento del cáncer de próstata. Esto puede afectar la función y la satisfacción sexual.
- Cambios en las características sexuales secundarias: para las personas transgénero que se someten a terapia hormonal, los antiandrógenos a menudo se usan en combinación con estrógeno para promover el desarrollo de las características sexuales secundarias femeninas. Esto puede incluir cambios en el vello corporal, el desarrollo de los senos y la redistribución de la grasa.
- Cambios emocionales y psicológicos: algunas personas pueden experimentar cambios emocionales y psicológicos como resultado de la terapia antiandrógena, que pueden afectar su sensación general de bienestar y sexualidad. Estos cambios pueden incluir cambios de humor, cambios en la intensidad emocional y una mejora del bienestar mental en algunos casos.
- Reducción del tamaño testicular: en las mujeres transgénero (asignadas como varones al nacer), los antiandrógenos pueden provocar una reducción del tamaño testicular, lo que forma parte de los efectos feminizantes de la terapia hormonal.
Es esencial reconocer que los efectos de los antiandrógenos sobre la sexualidad no son uniformes y que las experiencias individuales pueden variar ampliamente. Además, el impacto sobre la sexualidad puede depender de la dosis específica, la duración del tratamiento y la presencia de otras afecciones médicas.
Si está considerando o someterse a una terapia antiandrógena, es fundamental tener una conversación exhaustiva con su proveedor de atención médica o su equipo de atención de afirmación de género. Pueden proporcionar información sobre los efectos potenciales del tratamiento, ayudar a establecer expectativas realistas y ofrecer apoyo para manejar cualquier cambio sexual o emocional que pueda surgir. Las decisiones sobre el uso de antiandrógenos deben tomarse en consulta con un proveedor de atención médica y deben considerar las necesidades médicas específicas del individuo y los objetivos de afirmación de género.