Se conoce como juego sexual a los preludios del acto sexual. Con estos juegos se desarrolla la excitación de la pareja y la lubricación de los órganos genitales, lo cual facilita el coito. Los juegos sexuales pueden realizarse desde breves minutos hasta varias horas antes de producirse el acto sexual.
Su variedad es infinita, desde la más leve insinuación por la palabra —ya sea en vivo como por otros medios (telefónico, radiado, televisivo) —, pasando por la más delicada mirada o gesto (con los ojos, los labios, las manos), incluyendo un tocamiento o roce por "equivocación" (con las caderas, los senos, los glúteos, las manos), hasta escenas muy específicas preparadas con anticipación.
Cita a ciegas
Es muy sencillo, se vendan los ojos de uno de los dos y el que no tenga los ojos tapados procede a excitar a su pareja de cualquier manera. Se pueden usar caricias, besos, hielos, soplos en lugares íntimos, mordiscos suaves, también se le puede dar frutas a la persona que está vendada. Para ella: son importantes los besos en todas las partes del cuerpo. Para él: mordiscos suaves, caricias y estimulación del pene cambiando de velocidades.
La llamada erótica
Este juego es ideal en ocasiones en que la pareja está de viaje. Llama a tu pareja y descríbele con lujo de detalles lo que harías si estuviera contigo. Empieza por contarle cómo te excitarías, cómo te quitarías la ropa, qué quisieras que te estuviera haciendo en ese momento, entre otros. Este juego tiene además un efecto posterior, pues cuando logres estar con tu pareja físicamente querrá hacer todo aquello que le dijiste por teléfono.
El maestro
Uno de los dos hace de profesor, el otro de alumno. El maestro debe indicar con demostraciones lo que hará el alumno. Este juego puede resultar muy divertido si además se usa algún tipo de disfraz para recrear mejor la escena.
La cena erótica
Escoge un menú de alimentos integrado por los dulces y aperitivos que preferidos de la pareja. Puedes poner vinos, bebidas tibias y frías, helados, cremas, leche condensada y frutas. El juego consiste en comer todos estos alimentos en diferentes partes del cuerpo de la pareja.
La caja de sorpresas
Escribe cinco cosas que quieres que tu pareja te haga y pídele que haga lo mismo. Inserta en una caja las 10 peticiones y anexa dos comodines o tarjetas de bono. El que saque estos comodines recibirá algo especial que no se debe usar en el momento, sino que puede hacer referencia a una cena o un regalo que se hará válido después. Se turnarán para sacar las cartas y harán un juego muy divertido.
El Yogurt
Comer un yogurt con tu pareja puede convertirse en todo un placer, ¿tu no crees? Retira muy lentamente la tapa, mientras recuerdas a tu pareja que no tienes cuchara para comerte el yogurt, desnúdala, y utiliza su cuerpo como receptor de pequeñas cantidades de yogurt que irás comiéndote poco a poco.
Ofrécele pequeñas cantidades con tu boca. Utiliza el yogurt sobre todo sus principales zonas erógenas (¿Qué no sabes cuáles son? ¡Pregúntale!) Cuando termines, puede proponerle que ahora te utilice a ti como cuchara.
Un laberinto de espejos
Hacer el amor en habitación con espejos es una muy buena forma de captar gestos, movimientos y distintos ángulos de tu pareja que antes no tenías vistos. Además, los espejos aportan un condimento especial, que no hay porqué dejar de lado: el voyeurismo.
También puedes imaginar que estás actuando frente al público, o que es otra personal que los está mirando. Las posibilidades son maravillosas para las parejas más exhibicionistas. Si te cuesta verte haciendo el amor frente al espejo, puedes probar ponerte una máscara, de esta forma el anonimato te permitirá alcanzar nuevas sensaciones de erotismo sin inhibiciones. Total, el que está haciendo esas cosas no eres tú, sino el de la máscara.
Nuestro amo juega al esclavo
Para muchos hombres y mujeres resulta sumamente excitante tumbarse y dejar al otro el control total de la situación sexual. Puedes interpretar el papel de amo, mientras ella hace de esclava, o viceversa.
En estos juegos, como en toda actuación, es importante la correcta interpretación de tu papel. Si eres el amo, debes mostrarte inflexible, creando un ambiente de suspenso y dejando claro que eres el que manda y ella está indefensa, a tu merced.
Tápale los ojos y átale las manos con una cuerda suave, hazle saber que tiene que estarse quieto. Una vez a tu merced, aumenta su excitación: tócala, bésala, acaríciala. Cuando ella esté a punto, desátala y ordénale que te desnude lentamente, siguiendo constantemente tus instrucciones. Si lo hace mal, le castigarás con unos azotes. Si lo hace bien, la recompensa será sexo, pero del bueno.
Aclaración: Los juegos de sumisión, mezclados con una poco de cambios de identidad, pueden ser maravillosos y plenos de buen sexo. Pero, para evitar que la situación cruce una línea de violencia no querida, es bueno que, de antemano, la pareja fije una palabra clave, con la que ambos sabrán que el juego terminó.
La bandeja de frutas
Prepara una bandeja con frutas, acompañándola con un delicioso vino muy frío (blanco. Nada de vinos rojos en el refrigerador, por favor). Podéis turnaros para daros de comer. Dedícate a comer y chupar el vino del cuerpo de tu pareja, puedes hacerlo con largos lametones con la lengua. Existen muchas variantes, puedes también "pintar" el cuerpo de tu pareja con nata o miel, extendiéndola con movimientos lentos y sensuales por los pezones, abdomen o la zona genital.
También puedes colocar fruta cerca de los genitales de tu pareja y comértela lentamente, de forma provocadora, tocando la zona genital con la lengua.
Cambio de Roles
Este juego de roles consiste en que esta noche, en la cama, el hombre trate de imitar las actitudes que conoce de su mujer como si fuera ella: las puede ridiculizar sin límite, interpretar, representar, satirizar, encarnar, actuar al fin. Hoy tú eres ella, tal y como la ves en la cama y en su actitud sexual. Hoy la encarnas y harás lo que ves que ella hace habitualmente para tener relaciones.
Sin miedo, metido en el personaje, como un espejo para ella. Pero exactamente y al tiempo ocurrirá lo mismo al revés, es decir que ella interpretará en la cama las actitudes que a diario ve en él: su tono, su manera de aproximarse, sus gestos, sus pretextos, sus acciones, etcétera. Hoy tú, mujer, eres él, tal y como lo ves a diario. Ambos se van a comportar como normalmente se comporta el otro en la cama, cambiando sus roles, remedándose mutuamente.
El Casting
Se trata de un casting, una selección de candidatas para ser la protagonista de una gran película. Aquí el hombre es el director del filme y es quien decide. Habrá que implementar una silla adecuada para él, de lona plegable si es posible (como en las películas), poner un cuaderno y una pluma en sus manos para que tome notas sobre lo que hace ella, y acomodarse en una sala adecuadamente vacía donde tú puedas demostrar esas dotes histriónicas frente al director. Antes se habrán puesto de acuerdo acerca de lo que trata la película, esto lo dejo en tus manos, elige la del género que más te guste: amorosa, cursi, de terror, de aventuras, musical, romántica, del lejano oeste, de misterio, pornográfica incluso.
Decidan esto ambos antes de iniciar el juego, es importante. Con base en ello tendrás que interpretar en esta prueba unas líneas recitadas, una escena en que actúas tú sola para demostrar tus dotes (prepárala con antelación, sea cual sea la película e inventa las líneas que hagan falta). El asunto es que tienes que lograr que te den el papel como sea. Se supone que él ya vio a muchas mujeres que pretenden lo mismo demostrando su profesionalismo y hasta con mejor cuerpo que el tuyo. Pero estás decidida a obtener el papel cueste lo que cueste.
Tal vez no eres la mejor, pero sí la más convincente porque habrás de seducirlo hasta que te conceda el trabajo. El resto lo dejo a tu imaginación y a tus mañas. Aquí habrás de utilizar “tu pase de entrada”, porque la competencia es fuerte, tu “cuerpomatic” para lograr ser la protagonista de la película. Sin duda él habrá de sucumbir a tus poderosos “argumentos”.
La viuda
Ahora se trata del velatorio de tu difunto esposo, supuestamente. Aquí puedes decorar la escena como quieras. Desde luego no hace falta un féretro, pero sí puedes vestirte como viuda desconsolada entre lutos, con traje oscuro, velos, ojeras, lo cual puede resultar tremendamente excitante completando tu aspecto mortecino. Alguien —tu esposo real— llega a consolarte en el velatorio. Te da el pésame, te dice que el difunto era lo mejor del mundo pero que la vida continúa, que debes vivir.
Tú dices que no, que ya no tienes interés por nada porque él hacía el amor como nadie, que era único en la cama y que ya nunca más volverás a sentir aquello. El visitante te jura que es posible seguir viviendo, que tal vez lo que te espera es aún mejor. Finalmente, entre consuelo y consuelo te convence y lo pruebas, como nunca, como si volvieras a nacer…
La Doctora (o Doctor)
El hombre simula tener un malestar nada preciso, una especie de molestia que le sube y le baja, que a veces sí, pero a veces no. Ella es la doctora que le debe de hacer un reconocimiento completo, dije ¡completo! Para empezar, le exige estar desnudo y tenderse. Ella examinará sus ojos con una lámpara de mano, las pupilas, la nariz, los oídos, la boca abierta, la lengua. Luego palpará el pecho y tratará de escuchar su sonido. Tomará la temperatura con un termómetro (te recomiendo que sea en el ano para que resulte más divertido).
Comprobará los reflejos de la rodilla, sus músculos, las vértebras de la espalda, los dedos de los pies… y por supuesto sus genitales, con todo detalle. No hace falta que te compres un equipo médico, bastará con una linterna y un martillo; pero sí te aconsejo la bata blanca que marca la diferencia en este divertimento. Por supuesto encontrarás “alteraciones” en su pene y tratarás de estimularlo para ver si responde o le recetas una píldora de Viagra. Lo demás lo dejo a tu elección… y a su erección por supuesto.
La chica de alquiler
Esta noche tu esposa será la chica de agencia que acude a tu llamado para consolar tus horas. Ella trabaja en esto, es una profesional dispuesta a cumplir tus fantasías, y tú eres rico y pagas por ello; eres un cliente que merece ser bien atendido, no lo olvides ni un momento. Para este juego deberás explicar previamente a tu esposa qué tipo de mujer has solicitado: moderna, clásica, intelectual, modelo, monjita, inocente, descarada, deportista, etc. La elección es importante para que ella encarne en su atuendo y actitud lo que tú solicitaste (no te preocupes, aunque no corresponda exactamente a tu sueño, ten caridad y diviértete con el juego apreciando su intento por satisfacerte).
Estás solo en la noche y esperas la visita de una mujer de una agencia de acompañantes. Ella toca la puerta de la casa y acude a tu solicitud, te trata de usted, de “señor”, con gran profesionalismo y respeto. Le debes de pagar primero (hazlo realmente) y luego negocia lo que quieres que te haga, con detalle, exactamente lo que te gustaría. Por supuesto ella se comportará como tal, profesionalmente, atendiendo en todo al cliente, pidiendo incluso un incremento en la tarifa si los caprichos lo ameritan.
Al terminar él le pedirá a ella su número de teléfono y le dirá que la volverá a llamar porque quedó muy complacido. Para ambos puede ser una noche inolvidable.
El novato
Simularemos esta noche que él es “quintito”, novato, inexperto; además tímido y asustadizo. Ésta será su primera relación sexual y todos los fantasmas pueblan su cabeza sin remedio. No sabe qué decir ni cómo hacerle, además de que teme quedar mal. Y todo porque ella es experta y sabe mucho de este asunto.
Aquí la mujer manejará la situación tratando de explicarle “el misterio de la vida” y cómo hacerle para llegar a buen puerto calmando sus nervios. Incluso la penetración correrá a cuenta de ella y de sus hábiles manos.
Cita en el Hotel
Tú, mujer, habrás de reservar un cuarto en un hotel y decírselo a tu pareja. Para el encuentro lo vas a citar en el bar del hotel. Llegarás antes y pedirás una copa. Él llegará después, solitario, como si no te conociera, y al verte intentará entablar conversación contigo. Ambos simularán ser solteros y viajeros de paso por la ciudad. En un momento dado, una vez que la seducción entre los dos y las ganas se hayan despertado, tú te despides y le dices que te retiras a tu cuarto, por supuesto mostrando claramente tu llave y el número de habitación que ocupas. Te acuestas, se supone que duermes incluso, pero dejarás la puerta entreabierta. Él entrará más tarde en silencio y te hará el amor como nunca, sin que apenas despiertes, como intruso.
El extranjero
Caballero, queda de acuerdo con tu esposa para que ella esté tal día a tal hora vestida de turista, con mochila si hace falta, simulando que acaba de arribar a la zona internacional del aeropuerto que te corresponda en tu ciudad. A esa misma hora llegas tú. Vas ahí con toda la intención de recoger a alguna despistada de importación que no se oriente en México, un guía gratuito y casual digamos. Por supuesto la abordas y ofreces mostrarle el camino en este país desconocido.
La llevas por la ciudad, le explicas una y mil maravillas de tu mundo, y luego… a tu casa, donde la atiendes en todo. Pero resulta que ella habla un extraño idioma que tú no comprendes y, a su vez, ella no entiende “ni papa” de lo que le dices verbalmente. Y aquí es donde viene lo interesante porque le enseñarás tu idioma de una manera totalmente equívoca atendiendo a tus fines calenturientos.
Es decir que cuando ella pregunte con señas (por ejemplo) “¿dónde está el baño?”, tú le dirás que en tu idioma se dice: “chúpame todo ahora mismo”, que lo repita una y otra vez para conseguir el acento perfecto. Cuando quiera agua, le dirás que en tu lengua se dice: “me gustan los penes hasta el fondo”, y así sucesivamente hasta que ella sólo diga frases obscenas intentando ser cordial contigo.